Su vida estuvo basada en jugar en equipos rivales. Con solo 16 años fichó por el RCD Espanyol, después fichó por el Barcelona. Después ficharía por el Real Madrid por 100.000 y en el club blanco vivió de las mejores temporadas de su carrera y se consagraría como uno de los grandes porteros de la historia.
Hay varias fotos suyas pero hay una muy mítica con la gorra despejando un balón junto a su poste izquierdo y que se considera de las mejores paradas de historia ya que despejó el esférico con las yemas de los dedos.
Se retiró del fútbol en el 36 después de ganar la Copa ante el Barcelona, su ex club. Unos años más tarde se reengancharía al mundo del fútbol en Francia donde estaba exiliado por la guerra civil.